sábado, 2 de noviembre de 2013

Larra Larrau 07-09-2.013

Crónica de El Pulsaciones.



Breve representación del Club. Esta vez mis compañeros de fatigas cicloturistas me han dejado solo. Tras un largo verano, en el que  la pereza se ha apoderado de todos, ninguno de ellos se ha animado a venir a Isaba para participar en una Cicloturista que por derecho se ha convertido en una cita fija, mientras el cuerpo aguante y las circunstancias lo permitan.

He decidido hacer la corta. Así no haré esperar mucho a mi mujer que se ha animado a acompañarme este fin de semana.
Tras recoger los dorsales la tarde del viernes en el frontón Erminea, y dar una vuelta por el pueblo, nos vamos a cenar pronto. Las previsiones meteorológicas se cumplen y empieza a llover de una manera preocupante. Para mañana, anuncian más de lo mismo, así que me lo tomo con calma. Si llueve, está claro que no salgo.

Recogiendo el dorsal
Al igual que el año pasado, hablo con mi primo Pedro del Club Ciclista Enbizzi, que ha venido con Cristian (con el que mañana haré la etapa) y con Guillermo. Ellos quieren hacer la larga y probarse a ver si hacen un buen crono.
La mañana amanece muy gris pero con el suelo seco, parece que vamos a tener suerte y nos va a respetar el día. Tras desayunar tranquilamente (esta prueba empieza a las 9:45 h) y preparar todo para ir a ver salir a los de la prueba larga que empiezan a las 9,30 h, comienza a diluviar. ¡Vaya tela! Así no salgo. No tengo ganas de estar toda la mañana empapado. 
Hablo con mi primo para ver que hacen y me dicen que ellos tampoco salen así. Sigo mirando por la ventana del hotel y cuando veo que son las 9,30 h y que salen los primeros, mi mujer me dice que ¡venga!, que me arriesgue que parece que no llueve tanto. Jajajajaja ¡Vaya presión!
Corro al coche a coger la bici, y me planto en la línea de salida con solo 5 minutos de antelación. Deja de llover y parece que el cielo despeja algo. Aparece mi primo junto con Cristian y Guillermo. Han decidido hacer la corta también para no perder la mañana.
A Pedro y Guillermo solo los veré en los primeros kilómetros. Con Cristian compartiré toda la mañana.

Todo listo

Preparado para salir

Visita casi ya inesperada

Comentando lo sucedido con el agua

Revisando el material
Dan la salida y nada más empezar, el pulso sube rápido, no por el ritmo impuesto sino porque en los primeros metros las rampas del pueblo se sitúan en el 5%
No hay terreno previo para calentar. Hasta que no lo atraviesas no suaviza el porcentaje.
Salimos en pelotón bastante junto y nos dirigimos hacia el primer “obstáculo” a una buena velocidad. Pasados unos kilómetros, la cosa se estira y se producen los primeros cortes. Aquí me despido de Pedro y Guillermo y me quedo con Cristian.

Pedro y Guillermo marcando el ritmo
Comenzamos la ascensión a la Piedra de San Martin a un muy buen ritmo y la verdad es que en esta primera parte del puerto se “disfruta”. En cuanto coges un poco de altura, hay unas vistas del valle espectaculares.
Lástima que hoy no pueda estar Ane Gabiria para inmortalizar este momento con sus preciosas fotos. Te hemos echado en falta amiga.
Vamos marcando el ritmo de subida de un grupo numeroso, y por el momento todo va bien. La temperatura es muy buena y el cielo parece que se ha despejado. Nada más lejos de la realidad. Faltando unos kilómetros para llegar al primer avituallamiento situado en el collado de Ernaz, empieza a llover con fuerza. Tenemos que parar rápidamente para ponernos el chubasquero.  Después nos enteramos que a los primeros les ha granizado y se han tenido que refugiar debajo del puente de la carretera que forma el famoso Ocho.

Cantando bajo la lluvia

Al mal tiempo, buena cara
Llegamos al avituallamiento y paramos para pensar que hacer. Sigue lloviendo y si empezamos a descender hacia Francia no hay retorno posible. Tendríamos que acabar la etapa y no sabemos qué condiciones nos vamos a encontrar. Tras reponer fuerzas y ver que la gente sigue, decidimos hacer lo mismo. Antes, preguntamos a los voluntarios si tienen un poco de aceite para echar en la cadena. Ha empezado a hacer mucho ruido por el agua, y tememos que se nos rompa. Un voluntario nos saca un bidón de aceite de coche y eso que nos echamos. A ver si también nos ayuda a ir más rápido, jajajajaja.
El descenso es peligrosísimo. Todo lleno de agua y sin parar de llover. La niebla también hizo acto de presencia, empeorando aún más la visibilidad. Literalmente destroce las zapatas de los frenos. El agua que salpicaba las ruedas, se metía por los pies y se me quedaron congelados. Vaya tiritona toda la bajada.

Inicio del descenso

Zapatas para tirar
Lástima de descenso, habían asfaltado toda la carretera que va hasta Santa Engrace y ya no se producían esos “botes” del terreno tan irregular que había el año pasado. De haber hecho buen tiempo, bajada a tumba abierta para los que nos gustan los descensos.
Reponemos fuerzas en Santa Engrace y seguimos ruta a buen ritmo. Llegamos a Larrau pueblo y esta vez no paramos en el avituallamiento. Aprovechamos la inercia de la poca velocidad que se coge en el descansillo donde está situado, y empezamos a subir este terrible puerto.
Lo haremos de un tirón hasta el collado de Erroymendi, donde pararemos antes de acabar los últimos 5 kilómetros.
Hasta llegar allí, el tiempo nos ha respetado y aunque no se ven más de 10 metros hacia delante, debido a la niebla cerrada, por lo menos no nos llueve en toda la ascensión. Al contrario que el año pasado donde se veíaa unas vistas preciosas, hoy no podemos recrearnos con el paisaje y a lo mejor eso nos ha ayudado porque no podíamos ver las rampas que se iban sucediendo por delante. Eso sí, el pulsómetro marcaba unos porcentajes que no bajaban del 11 %. ¡Qué dolor de riñones! No tenía fuerzas ni para ponerme de pie encima de la bici.


Niebla en Larrau

Cristian
Llegamos a Erroymendi. Comemos y bebemos con mucha tranquilidad para recuperarnos del esfuerzo previo. La rampa que da acceso al collado es mortal. Porcentajes del 15 y 17% aunque la gente que te anima allí, te ayuda a salvarlo sin dificultad. A pesar del día tan malo que hace, está lleno de afición.

Llegando al Collado

Madre mia como se agarra.......
Tras 10 minutos parados, seguimos ruta para acabar la ascensión del Larrau. Las piernas se han quedado frías y ya no responden igual.
La bajada por la parte española, también es muy peligrosa. No se ve nada. El año pasado llegamos a alcanzar los 75 km hora y este año creo que no he pasado de 40. Hasta mitad del descenso no desaparece la niebla.
Solo nos queda el último "repecho" del día, el puerto de Laza antes de llanear unos kilómetros para llegar a meta.
A mitad de la subida, nos pasa como un misil un ciclista. Nos miramos y pensamos que tiene que ser el primero de la marcha larga. Efectivamente, así era.
Una vez salvado el último escollo, recogemos por el camino a dos ciclistas más y entre los cuatro, dando relevos con buen entendimiento, nos plantamos en la línea de llegada en tiempo de Oro. Fantástico.
Gracias Cristian por la compañía de hoy. Se está convirtiendo en una costumbre coincidir aquí. Hoy ha sido lo más parecido a una clásica del norte. Agua, frío y niebla. Solo han faltado los adoquines.
Después de cambiar impresiones sobre la jornada de hoy, nos vamos a duchar a las piscinas de Isaba y luego a comer al frontón.
Partimos hacia casa haciendo una parada en Burgui para comprar queso del Roncal y chistorra. Nos lo hemos ganado.
Y sin más terminamos la temporada de cicloturistas.
 

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