domingo, 9 de septiembre de 2012

La Larra-Larrau 01-09-2.012


Crónica de El Pulsaciones.

El viernes por la tarde salimos dirección Isaba, esta vez acompañados por mi primo Pedro del Club Ciclista Enbizzi, los 3 Almogávares que participaremos en la durísima cicloturista de La Larra-Larrau.
A la llegada a Isaba, y después de dejar las cosas en el apartamento, nos vamos a recoger los dorsales al frontón. El maillot que nos regalan es muy chulo, pero las tallas de esta marca son gigantescas y creo que solo voy a podérmelo poner de camisón para dormir.
Nos juntamos con tres compañeros más de Enbizzi que habían quedado con mi primo, y tras estar un rato por el frontón, nos vamos todos juntos a tomar una cerveza antes de irnos a cenar al apartamento.

Maillot que regalaban este año
Mañana el día parece que va a ser muy duro. Además de los puertos que nos esperan, dan previsión de tiempo bastante frío (mínima de 1 grado en Larrau) para lo que tenemos acostumbrado el cuerpo ahora. La gente se estaba comprando guantes de invierno en uno de los stands que exponían allí. Quien más o quien menos, habíamos venido a Isaba con los equipajes  de verano y como mucho los manguitos o chaleco por si acaso.
El sábado nos levantamos sobre las 7,00 h y como estamos al lado de la línea de salida, nos lo tomamos con muuuuuuucha tranquilidad, tanta que casi llegamos tarde. Nos plantamos en la salida con 2 minutos de antelación. Fue llegar y casi sin parar, empezar a dar pedales. La verdad es que en estas últimas marchas nos lo estamos tomando sin ningún estrés.
Nada más salir ya pica para arriba. Las calles de Isaba por las que pasamos están al 5% y 6% de desnivel,  así que salimos, casi los últimos, a un ritmo totalmente distinto a lo que se sale en otras cicloturistas.
A medida que vamos saliendo del pueblo, la cosa se suaviza un poco y empezamos a subir el ritmo para intentar meternos en un grupo que nos lleve hasta las primeras rampas del primer puerto que tendremos que subir hoy, La Piedra de San Martin.
Cogemos un buen grupo y vamos rodando muy cómodos atrás, pero no habían pasado ni 5 kilómetros desde que salimos, cuando de repente noto que alguien me toca en la rueda de atrás y se produce una caída. El accidentado ha sido Sergio, que según nos comenta luego, iba un poco despistado y no ha podido reaccionar antes de tocarse conmigo.
El susto es grande, Sergio está en el suelo. Se ha dado un buen golpe y la bici también se ha llevado lo suyo. Por fortuna, los pocos que iban detrás de nosotros lo han podido esquivar y no le han pasado por encima. Un motorista de la guardia civil que iba al lado, de inmediato se pone a organizar el asunto y una ambulancia que venía muy cerca, se detiene para atenderlo.
Al principio le cuesta levantarse porque le duelo la espalda. El golpe ha sido en el culo pero lleva erosiones en las manos y en las piernas. Le decimos que nos volvemos todos con él a Isaba pero después de unos 15 minutos de atenciones, decide continuar la marcha para ver cómo le responde el cuerpo. Como buen aragonés es un poco "cabezudico".
Seguimos ruta y nos vamos acercando poco a poco a la ascensión de La Piedra de San Martin. El camino hasta allí ha sido duro. El aire pega fuerte de cara y cómo vamos solos se acusa el esfuerzo. En cuanto empezamos la primera rampa, metemos todo el desarrollo para subir muy suave mientras Sergio se va recuperando un poco del golpe. Parece que responde bien, así que seguimos para arriba. Nos esperan unos 8 kilómetros con unos desniveles medios del 7 al 8%
El puerto está muy bien asfaltado y es bastante ancho, así que no hay problema. Vamos cogiendo altura rápidamente salvando un par de curvas de las que te hacen ponerte de pie, divisando abajo el bonito valle navarro.

Las primeras rampas de la Piedra de San Martin
Por el camino veo a Ane Gabiria que está haciendo fotos. Con el frío que hace en ese momento y allí está con su cámara inmortalizando a todo el mundo.  Me paro a saludarla un segundo y agradecerle su trabajo. Continúo la marcha y cuando pasamos por el refugio de Belagua, vemos gente delante y nos sorprende ver ya, tan pronto, una chica con la bici en la mano que subía andando y un chico que va de lado a lado retorciéndose con una bici de montaña. A lo que vamos acercandonos a ellos, comprobamos lo que pasaba. Esta parte estaba desprotegida de la ladera y soplaban unas rachas de viento que prácticamente te tiraban de la bici. Salvamos este tramo como podemos y llegamos a un descansillo de un par de kilómetros. En estas, por detrás veíamos como se acercaban ya hacia nosotros, el grupo cabecero de la marcha corta que había salido media hora después. Cuando nos alcanzan, vemos que va metido en el pelotón, D. Miguel Indurain y sin pensármelo dos veces, aprovechando que el terreno es favorable, me voy detrás para coger su rueda y poder decir que he dado unas pedaladas a su lado en una ruta. Por desgracia, el momento de gloria dura un par de minutos, lo que tardó el terreno otra vez en ponerse cuesta arriba y ver cómo sin ningún esfuerzo, seguían casi a la misma velocidad sin cambiar de desarrollo. ¡Que maravilla poder verlo en acción! Solo por eso, ya merece la pena el sufrimiento que nos espera por delante.

Piedra de San Martin. Foto de Ane Gabiria
Coronamos, nos paramos en el avituallamiento para beber un poco y después de ponernos los manguitos y el chaleco, empezamos el descenso junto con otro compañero de Enbizzi, Cristian, que estaba esperándonos arriba. A partir de entonces y hasta el final, seremos 5 los que haremos la marcha juntos. ¡Gracias chicos por vuestra compañía!

Cristian y Pedro
El descenso al principio es peligroso por las curvas tan cerradas que hay, pero luego ya en la parte francesa, la carretera esta mejor. Esta bajada la hacemos muy tranquila porque hace bastante frio y en algunos momentos vamos tiritando literalmente. A medida que bajamos de altura el sol empieza a calentar y la verdad es que se agradece muchísimo. Este puerto, subirlo por donde lo estamos bajando ahora tiene que ser terrorífico. ¡Vaya rampones que hay!

El Capitán manejando en una curva

Bajando hacia Arette
Hacemos la transición hasta el siguiente puerto, Issarbe, recuperándonos de la subida anterior e intentando que Serch vaya cómodo por las molestias que tiene de la caída.
Mi primo, que ya había hecho esta marcha varias veces, nos va cantando lo que nos espera en cada momento, así que como buenos chicos, le vamos haciendo caso en lo que nos dice.
Nos acercamos ya al segundo coloso del día y justo cuando cruzamos un puente, la primera rampa al 16% nos da la bienvenida a su territorio. Vaya manera de empezar, como los siguientes 12 kilómetros sean igual, no sé cómo ni cuándo vamos a llegar arriba.
Pasamos junto a una chica que está parada justo antes de empezar esa rampa y vemos que se pone unos cascos para oír música. Buena manera de intentar abstraerse de lo que viene ahora. O eres mentalmente muy fuerte, o si vas solo te puedes venir abajo fácilmente.
Qué decir del Issarbe, duro, duro de narices. Como lo hagas “alegre” puedes morir reventado en el Larrau, si no explotas allí mismo.
Nuestro ritmo es lento para regular todo lo que podamos. Vamos subiendo las sucesivas rampas que casi en ningún momento bajan del 10% durante los próximos 10 kilómetros. Al lado de este puerto, el mítico Mari Blanque parece un montículo en la playa, ja,ja,ja.
Entre risas y bromas vamos cogiendo altura, pero Sergio comienza a encontrarse mal. Le duelen las piernas y empieza a tener calambres. Llegamos arriba al avituallamiento como podemos y aprovechamos para reponer las fuerzas que nos van a ser muy necesarias para afrontar el tercer puerto del día, el coloso de los Pirineos, Larrau.
El descenso nos dicen que está mal. Y efectivamente, mientras estamos bajando, Pedro nos confirma que el asfalto, desde la última vez que vino por aquí, se había deteriorado bastante. Muchos trozos vamos botando por los baches que hay en el suelo, así que tenemos cuidado para no caernos en algún bote. El susto del día ya lo hemos tenido nada más empezar y no queremos repetir la experiencia.
Llegamos al cruce que nos llevará, subiendo poco a poco paralelos al río Larrau, hasta el pueblo del mismo nombre. Allí empieza la autentica ascensión del puerto.
Aquí, volvemos a coincidir con una par de ciclistas de Madrid con los que venimos viéndonos desde el Issarbe. Uno de ello va fundido y el otro le va acompañando aunque un poco a distancia. Supongo que como va mejor, sin darse cuenta se va marchando poco a poco con nosotros y cuando pierde de vista a su amigo, se para a esperarlo. No sé como llegaría a Isaba pero la última vez que lo vimos casi no podía ni pedalear.
Cogemos una curva a derechas que nos llevará hasta el pueblo. Durante ese kilómetro que cuesta llegar, empezamos a ver el 10 y el 11% de desnivel. ¡Como duelen las piernas ya! ¡Y todavía falta lo mejor!
Mi primo nos había avisado que nada más pasar el pueblo hay una "Z" que te hace subir de golpe y porrazo un desnivel bestial.
" Z "
Sergio tiene que volver a parar para recuperar un poco. La idea de abandonar no corre por su cabeza y menos cuando antes, en el Issarbe, el Capitán le ha dejado claro con su diplomacia habitual, lo que le haría en caso de que se bajase de la bici, ja,ja,ja.
Continuamos la marcha para salvar la famosa "Z" que nos había dicho Pedro y cuando ya hemos pasado por ella, nos adelanta la ambulancia que había atendido a Serch en la caída. Nos hemos ido viendo a lo largo de la carrera varias veces y ya le llaman por su nombre y todo. ¿Que tal vas Sergio? Le preguntan. Se vuelve a parar para que le den un poco de reflex y a continuar para arriba.
Después de 8 kilómetros dando golpes de riñón, nos acercamos al último avituallamiento que está situado en el collado de Erroymendi, a 5 kilómetros de la cima. Esta última rampa hasta el collado es tremenda. Me tengo que poner de pie encima de la bici si no quiero caerme al suelo de lo lento que vamos. Arriba se escuchan las “voces silenciosas" de ánimo del Capitán que se había adelantado unos metros con Cristian. Cuando llegamos, parece el jefe del avituallamiento. Estaba dentro de la carpa que tenían los voluntarios para resguardarse de frío y del viento y solo salía de allí para ponerse como un cuervo de comer. Ja,ja,ja,ja, 
Para mí que se había bebido hasta un carajillo esperándonos. Al final nos da hasta pena irnos de allí de las risas que nos estábamos echando. Nos hacemos una foto con todos ellos y nos vamos para afrontar lo que nos queda.
Los primeros 3 kilómetros son de falso llano. ¡Y tan falso!, solo se baja un poco y lo demás son todo toboganes que te van machacando antes de afrontar las últimas paredes del puerto antes de coronar. Se encadenan varias curvas de herradura que en ningún momento bajan del 10% y en muchas rampas alcanzan el 14%
Los últimos 100 metros son criminales. Lo más duro que he subido en mi vida. Llego a ver en el Garmin el 28% y como creo que esto no puede ser verdad, les pregunto a mis compañeros y me dicen que ellos han visto hasta el 30% ¡MADRE DEL AMOR HERMOSO!
Una vez arriba nos reagrupamos para empezar el descenso, no sin antes contemplar extasiados el camino andado desde abajo. Solo puedo decir que es IMPRESIONANTE. Si me llegan a decir antes, que esto lo podía subir en bici, no me lo creo ni "jarto de vino".

Vistas desde la cima del Larrau
Las vistas desde arriba de todo el valle y de las montañas que nos rodean son espectaculares. El Pirineo navarro es precioso.
El descenso desde Larrau es una gozada. Por primera vez en el día, disfrutamos bajando un puerto. Al principio la carretera es bastante aérea y hay que tener cuidado de no precipitarse montaña abajo, pero se puede trazar bastante bien y nos lanzamos “como misiles”

Primer tramo del descenso de Larrau
El Capitán y yo abrimos un poco de hueco y vamos adelantando a algún ciclista. ¡Bien!, no somos los últimos hoy, ja,ja,ja,ja,
Nada más terminar el descenso se enlaza con el alto de Laza, el último escollo de 3 kilómetros picando para arriba antes de llegar a Isaba.
Esperamos a que nos cojan los demás y cuando llegamos al alto solo nos quedan 10 kilómetros favorables hasta Isaba.
Mi primo se pone en cabeza a tirar y nos lleva enfilados a 55 km/hora uno detrás de otro. Hoy ha sido un paseo para él y casi ni ha sudado, así que en los llanos intenta divertirse un poco.....................
Llegamos a meta con la satisfacción de haber podido hacer esta preciosa y durísima cicloturista, que sin duda volveré a repetir algún año. El tiempo invertido es lo de menos después del accidente de Sergio. Hemos acabado todos, nos lo hemos pasado fenomenal y la climatología nos ha respetado. No ha sido tan mala como ponía en las previsiones que leímos ayer en el frontón.

Representación de los Clubs Ciclistas Almogávar y Enbizzi
Nos vamos a cambiar de ropa antes de ir a ponernos de macarrones y de chorizo hasta las orejas no sin antes comentar, que si volvemos a hacer la Larrau, hay que intentar mejorar tiempo (no será nada difícil) para no volvernos a quedar sin probar las cervezas. Otra vez nos ha pasado lo mismo que en la Moncayo 4Cimas. Se nos han bebido todas las existencias.
Por último, agradecer la compañía de Pedro y Cristian en toda la marcha. Ha sido un auténtico placer poder compartir carretera con vosotros.
Y con esta, damos por finalizada nuestra temporada de cicloturistas por este año.


Crónica del Comandante Serch.
Viernes día 31 de agosto de 2012, los tres guerreros Almogávares,  George “El Sargento Pulsaciones”, Andrés “Capitán Cuello de Hierro” y Sergio “El Comandante de la Almuzzara”, se disponen a poner punto final a una temporada repleta de participaciones en duras batallas, hasta nueve, con la batalla final en la “décima” que nosotros y no como el Real Madrid, si íbamos a ganar: La Larra-Larrau.
Teníamos cierta preocupación desde varios días antes porque todo lo que leíamos sobre ella y su dureza, nos hacían presagiar que lo podíamos pasar mal, pero ya sabéis que para eso tenemos al Capitán Cuello de Hierro siempre dispuesto para animarnos al Sargento Pulsaciones y a mí mismo en los momentos difíciles.
Así es que el viernes por la tarde, sobre las 5 y media como siempre, salimos hacia Isaba los 3 guerreros, no sin antes pasar por la gasolinera del CID, en donde esta vez se nos uniría un invitado de lujo, Pedro, primo de nuestro Sargento Pulsaciones y uno de los ciclistas más prestigiosos del Club Ciclista ENBIZZI desde hace años, que nos acompañará en nuestro alojamiento para dormir con nosotros.
Llegamos al pabellón y al ver a la gente que recogía dorsales, me di cuenta que yo era el que más talla llevaba de maillot con mucha diferencia sobre el resto de participantes. Todos “arguellaos” que te cagas y con unas patas que dices ¿como pueden andar en bici esta gente? Todos cabreados porque se había acabado la talla S y les daban más talla. En fin ya veremos, nos fuimos a tomar 2 cañas con unos amigos de Pedro de su club, Oscar, Ramón (al que ya conocía yo hace años) y  Cristian que al final se convertirá en el 5º en discordia. Un poco de chistorra y queso para probar los productos de la zona y para el apartamento, en donde mientras mi Atleti goleaba al Chelsea, cenamos la pasta que pudimos. Aún bajamos a tomar la 3ª caña (algunos) y a dormir que mañana se espera un día duro.
Nos levantamos con 2 horas de tiempo. Al Capitán y al Sargento parece que les ponen chinchetas en la cama y aunque Pedro y yo nos hubiéramos quedado más rato, no pudimos. Desayunos, vestirnos, bajar todo al coche y ya cuando teníamos todo preparado nos fuimos para la meta no sin antes saludar a nuestro Miguel Indurain que andaba por allí.
Salimos ya en la parte de atrás del todo puesto que llegamos con poco tiempo a la salida y nos quedamos un poco descolgados, así es que los 2 primeros kilómetros apuramos un poco para coger a un grupo que llevábamos delante y poder ir con ellos, ya que soplaba bastante viento de cara en la salida, pero en cuanto llegamos al grupo, todavía no sé muy bien como, me descuido un momento y hago el afilador con la rueda trasera del Sargento y como resultado doy con mis huesos en el suelo en una caída en la que me podía haber hecho mucho daño.
En un primer momento siento un golpe muy fuerte en el culo y por proximidad me duele toda la espalda. Llega la ambulancia, la guardia civil y me levanto como puedo. Sangre en las manos, nada rasguños, sangre en las rodillas, nada rasguños, pero la espalda me duele y pienso en qué hacer pero digo “aquí que somos leones o wüebones”, ¿para qué coño he venido aquí? Me dan reflex en la espalda y decido seguir todo lo que pueda.
Claro está en que íbamos de los últimos y después de los 15 minutos que tardamos en volver a pedalear después de la caída, pues nos quedamos más solos que la una. A estas alturas, además de mis 2 compañeros, se había quedado también con nosotros Pedro, al que yo le decía ¿pero te quieres ir? Pero no se va, lo que nunca se le agradecerá bastante y seguimos solos contra el aire en dirección al primer desnivel de la jornada. Lo diré en español, “La Piedra de S. Martín”. En sus primeras rampas no parece excesiva la dureza y empezamos con cierto desarrollo y algo rápidos, pero en eso que la voz de Pedro que en ese momento era la de la experiencia nos dice, Andrés quita todo el desarrollo, baja el ritmo y despacito y buena letra, que hay que ir de menos a más. Sorprendentemente y como si de Dios se tratara, llegamos todos y hacemos “clac”, “clac” y “clac”, con el 28 para arriba. Pedro sabía muy bien lo que quedaba y si bien hubiéramos podido subir con más desarrollo seguramente lo hubiéramos pagado después, así es que poco a poco subimos hasta la cima.

Primeras rampas de la Piedra de San Martin
Cuando todavía nos quedaba un poco para coronar, nos damos cuenta que empiezan a venir por detrás los primeros que hacen la carrera corta y que habían salido más tarde que nosotros. Cuando nos pasa el primer grupo, vemos a Miguel Induráin con ellos y suben más o menos tranquilos, porque durante un kilómetros nos ponemos detrás de él y le chupamos rueda. El Pulsaciones lo tendrá en su recuerdo varios años, ja,ja,ja.
Así nos siguen pasando hasta que nosotros coronamos La Piedra en donde vemos a Cristian, que dice que nos estaba esperando. Tampoco sé como agradecérselo lo bastante. Él será el encargado del reportaje fotográfico, amén de ánimos y alguna broma. En ese momento aún coincidimos con más corredores, así es que a alguno hemos cogido pero en el avituallamiento comemos, bebemos y ya el quinteto formado vamos para abajo.
Esta vez la bajada es criminal, hace mucho frío o por lo menos yo lo tengo, hace mucho aire y la cara francesa del puerto se baja con mucha sombra, lo que me hace bajar tiritando durante muchos kilómetros. Yo no sé si es la caída o soy yo, pero luego me confirmarán todos que hacía mucho frío. Como es habitual se me marchan bajando, pero al final me esperan y enseguida los alcanzo para rodar muy poco hasta la 2ª cima de la jornada.

Bajada de la Piedra de San Martin
Aquí empezamos a subir el Issarbe, mejor de temperatura pero no tiene nada que ver con el anterior. Aquí enseguida vemos que pone 10 Kms. para cima y en el pulsómetro de Andrés solo se ven 2 dígitos en el desnivel. Otra vez todo metido y muy despacito. Pedro y Cristian suben silbando, Andrés aún tiene fuerzas para hablar, Jorge va tranquilo pero enseguida veo que mis piernas son las que peor están ya en ese momento. 8 kilómetros muy duros hacen que los 2 dígitos de desnivel acaben con mis rodillas llenas de calambres hacia el final de la ascensión. Para entonces ya llevamos cerca a 2 ciclistas, uno de Madrid que acompaña a un amigo que está sufriendo de lo lindo (creo que incluso mucho más que yo) pero llegamos a la cima como podemos, estirar un poco, comer mucho (igual me comí medio membrillo) beber mucho y a bajar.
Aquí no hace ya tanto frío, afortunadamente, pero yo veo que mis piernas no se recuperan. Casi no puedo pedalear y espero que me haga efecto el gel que me he comido pensando en que “si no puedo casi pedalear ¿cómo voy a subir el Larrau con lo que he leído?. Pero entonces y como hice al principio me digo, ¿¿¿Leones, no??? ja,ja,ja. Pues como sea para arriba.
El primer kilómetro, de quince, es llevadero todavía al 8 y al 9 %, entonces el Capitán dice “pues no es tan duro como decían” ja,ja,ja. Craso error, enseguida llegan las rampas durísimas antes de llegar al pueblo de Larrau. Tanto Pedro como Cristian se encargan de corregir, “tranquilo que de aquí hasta el pueblo no es nada para lo que queda”.

Andres en acción
Mi garganta no tragaba, ja,ja, porque iba super jodido y encima esto, pero seguimos. Llegamos al pueblo de Larrau y Pedro nos dice “cuidado con la Z, que a partir de ahí empieza el baile” y nosotros venga a buscar la Z, joder con la Z ¡ostias! no sé ni qué porcentaje había allí pero siento que mis rodillas van a estallar y ya había tenido que hacer una parada antes del pueblo.

Sufrimiento permanente
No sé cómo, me esperan 10 kilómetros a medias superiores al 9-10%, pero sigo, bebo mucho, como algo y cada 3 kilómetros paro. Estoy un minuto oxigenando mis piernas y sigo. Mis compañeros me acompañan no sin ciertas bromas de vez en cuando y al rato, Pedro que va sobrado, entiende que tiene que empezar a tomar las riendas de la subida. Se juntan en mi 3 factores para poder llegar arriba, 1.- el ánimo que me daba a mi lado (él y mis compañeros), 2 .- que de vez en cuando me ponía la mano en la espalda y me ayudaba a subir (correcto, en rampas del 10% él me ayudaba a subir a ratos) y 3.- que sigo parándome de vez en cuando.
Pedro animando a Sergio
Mientras tanto Cristian como en todos los puertos, de vez e cuando se adelanta y nos hace unas cuantas fotos, nos hace alguna broma y así vamos pasando los kilómetros. Cuando quedan 2 kilómetros para llegar al avituallamiento del Collado de Erroymendi, hago mi última parada y Pedro me dice “tranquilo ya falta poco”, lo que no me dijo es que poco, ¡joder! que último kilómetro, ¡vaya rampas! En fín, como sea llegamos al Collado y allí comemos y bebemos otra vez un montón (el Capitán se pone como un cuervo), mis piernas casi no pueden más pero digo ¡bueno ya está!, pero me dicen INCORRECTO, todavía no está. ¡Joder! quedaba lo peor, ya que después de unos 2 kilómetros y medio de falso llano, nos esperan los 2 últimos kilómetros hasta la cima. ¡La madre que los parió!, rampas del 12, 13, 14, 15 y..... no sé porque alguien dice que hemos debido pasar algún metro al 30% ja,ja,ja, yo solo sé que me retuerzo como puedo y sobre todo los últimos 100 metros que son criminales.

Últimas rampas del Larrau
Llego como puedo, estamos los 5 y entonces me dicen, ahora sí..... objetivo cumplido. Mientras Pedro y Cristian se paran a abrocharse el chubasquero para la bajada, Andrés y Jorge se adelantan y me quedo en medio con una bajada rapidísima. A más de 70 Km por hora seguro que bajaríamos, pero cuidado que daba mucho aire lateral y había que tener precaución. Bajamos todos y Cristian que era el último nos coge en las primeras rampas de la última ascensión del día, el alto de Laza. Ese es muy llevadero y aunque mis piernas van al límite, entre que son más suaves y alguna que otra ayuda de Pedro y Cristian llegamos al final bajando como motos los últimos 10 kilómetros de etapa hasta llegar a la meta. 8 horas y 15 minutos para mí era lo de menos, la había acabado.

La madre de Pedro se preguntaba si le había pasado algo a su hijo ja,ja,ja ¡normal! y después de hacernos unas fotos en la meta, nos vestimos, dejamos la bici y nos vamos a comer algo con nuestros 2 acompañantes de ENBIZZI más Oscar, Ramón y otro amigo de ellos.
Colofón a esta temporada de cicloturistas que no quiero dejar pasar sin darle mi más sincero agradecimiento tanto a Pedro como a Cristian de nuestro club amigo ENBIZZI.